CITY LAB LATINO: El rediseño que necesita el corazón de la Pequeña Habana
04/27/2016
A cada uno de sus costados, la Calle Ocho está bordeada por gruesos edificios con forma de cajas: gasolineras, tiendas de empeño, ferreterías, supermercados y la ocasional panadería cubana ofreciendo cafecito, croquetas y pastelitos. La calle es sede de varios íconos culturales: bares de jazz como Hoy Como Ayer y Ball and Chain, así como Versailles, el restaurante cubano favorito de todos. Alrededor de la 15 Avenida los turistas salen de autobuses para echar un vistazo al Parque del Dominó, esperando ver a los viejitos exiliados cubanos insultándose con malas palabras y riendo mientras juegan. Cerca queda el Tower Theater, un excelente ejemplo del estilo Art Deco de arquitectura, donde los inmigrantes cubanos antes iban a ver películas estadounidenses.
Si bien recientemente esta área ha recibido mejoras, por lo general la Calle Ocho todavía deja mucho que desear. Esencialmente se trata de una carretera de una sola vía con tres pistas que conecta Downtown Brickell con los suburbios del oeste. Tiene aceras estrechas y deterioradas. Y, según los lugareños, uno se juega la vida al tratar de cruzar la calle.
“No está ni elevada ni sumergida: es una cicatriz”, dice Juan Mullerat, quien vive en la Pequeña Habana y es director en Plusurbia, una empresa miamense de diseño urbano y arquitectura. “Permite que los autos pasen a alta velocidad por un barrio histórico”.
Pero ahora el Departamento de Transporte de Florida (FDoT, por sus siglas en inglés) está iniciando un nuevo estudio sobre la revitalización de la Calle Ocho y la 7, su hermana que corre en paralelo hacia el oeste. “A medida que avanza el estudio, la visión para este corredor empezará a tomar forma con la retroalimentación que recibamos del público”, dijo Ivette Ruiz-Paz, encargada de relaciones públicas de FDoT, a CityLab mediante un correo electrónico.
Sin embargo, urbanistas, desarrolladores, inversionistas, autoridades de la ciudad y hasta el alcalde Tomás Regalado no están del todo seguros si la visión de FDoT coincide con la de ellos. “Habrá un ‘antes’ y ‘después’ para este proyecto”, dice Mullerat. “La pregunta es, ¿cómo será el ‘después’? ¿Será una calle completa? ¿O se quedará como carretera?”.
Hacer que Calle Ocho vuelva a ser una “calle principal”
Antes de iniciar el desarrollo del proyecto y el estudio ambiental que está realizando ahora, el FDoT completó un estudio de planificación del corredor entre la avenida Brickell en el este hasta la 27 Avenida en el oeste (el área en el mapa de arriba). Esto lo explica así el resumen del reporte:
Esta parte de la ciudad ha experimentado un crecimiento significativo a lo largo de la última década, particularmente dentro del área de Brickell, donde se espera que las construcciones actuales y futuras impacten al corredor estudiado con una mayor demanda en cuanto al tráfico.
Para ser justos, el informe del FDoT menciona que el propósito es crear “un corredor amigable para peatones con mejor seguridad, operaciones generales de tráfico y movilidad para el transporte público, los peatones, las bicicletas y los conductores de autos”. Pero centrar la atención en mejorar el acceso al área de Brickell ha suscitado preocupaciones que el resto de la calle —particularmente las partes que van por la Pequeña Habana— quedará relegada a un segundo plano.
“Lo que espero es que el DOT pueda ver a Calle Ocho no sólo como un facilitador para el tráfico sino también como un bulevar bello”, le dijo el alcalde Regalado al Miami Herald.
Para representar los intereses de su barrio, Mullerat y sus colegas en Plusurbia han creado un plan alternativo para la calle. El propósito de este proyecto —creado gratuitamente— es presentar una visión de la Calle Ocho como una “calle principal”, tal como era antes de que fuera modificada en los años 50 para ser un corredor vehicular de alta velocidad.
Para empezar, eso significa cambiar la calle para que vuelva a ser de dos sentidos. También proponen estrechar las sendas de autos, designar carriles para el transporte público y los autobuses y agregar extensiones de cunetas para controlar el tráfico. Plusurbia también visualiza árboles dando sombra y asientos que bordearán la calle.
Durante muchos años, Carlos Fausto Miranda —agente de bienes raíces y propietario en la Pequeña Habana— ha propuesto un desarrollo urbano en la zona que incluya el uso mixto, los ingresos mixtos y que tenga una densidad mediana. Miranda está de acuerdo con las sugerencias del plan, las cuales “innegablemente e indiscutiblemente coinciden con el movimiento de nuevo urbanismo”.
Sin embargo, él y los otros urbanistas discrepan en cuanto a algunos de los detalles más pequeños. Por ejemplo, Miranda quisiera que se consideren juntas las calles 7 y 8 dentro del ámbito del proyecto. De tal modo la Calle 7 podría ser la vía principal para el flujo del tráfico y tener sendas para bicicletas y autobuses, mientras que la Calle 8 podría tener aceras amplias “para que la gente pueda encontrarse e interactuar”.
Andrew Frey —director ejecutivo de Townhouse Center, una organización de planeación urbana sin fines de lucro— ha estado luchando durante mucho tiempo para hacer que la ciudad más ‘caminable’. A él también le gusta la idea general de Plusurbia pero piensa que las sendas para bicicletas y el estacionamiento paralelo no se conjugan bien. Su otra preferencia sería que se colocaran los árboles y asientos en el encintado para que haya suficiente espacio en la acera para caminar.
Por lo general existe un consenso en que el plan de Plusurbia —y la petición que lo acompaña— son invitaciones a un diálogo muy necesario. “Me alegro de que Plusurbia y las otras personas afectadas estén tratando de incluir las opiniones de los residentes del barrio” en el proceso de planeación, dijo Frey mediante un correo electrónico. Muchas veces esas voces no se oyen, dice. Y cuando se oyen, no siempre se les hace caso.
Efectos colaterales positivos del plan
Los abuelos de Bill Fuller vivían en el barrio de Shenandoah, el cual no queda muy lejos de donde está su oficina actual en la Pequeña Habana. Desde 2001 Fuller ha estado invirtiendo en el barrio y ha asumido varios proyectos de restauración y de interaccion cívica ahí. Recientemente restauró e inauguró Ball and Chain, por ejemplo, y también organiza los Viernes Culturales, un festival de arte que atrae tanto turistas como miamenses al vecindario.
Fuller representa la nueva generación de inmigrantes cubanos que están tratando de reclamar un barrio que por muchos motivos ha sido descuidado a lo largo de los años. Quiere asegurar que la Pequeña Habana refleje tanto el pasado como el presente en cuanto a la cultura panlatinoamericana y cubanoamericana del barrio: debe ser auténtico y moderno pero no chabacano ni genérico. “No estamos tratando de crear una versión Epcot de Cuba”, dice Fuller.
Pero en su forma actual la Calle Ocho ha sido un impedimento continuo para lograr esa visión. Dado que se desarrolló como una carretera para facilitar los viajes en auto, atrae negocios orientados hacia los conductores que ofrecen bastante estacionamiento. Y los negocios que no atraen a gente en auto tampoco reciben mucho tráfico de peatones. Además, dado que la vía es de un solo sentido hacia el este, por la mañana los clientes potenciales atraviesan el barrio rápidamente para llegar a sus empleos durante la hora pico en vez de detenerse. Al regresar toman la calle 7 y completamente pasan por alto a los negocios de la Pequeña Habana.
Si una versión del plan de PlusUrbia —la de una vía de dos sentidos y amigable para peatones— se llegara a implementar, los negocios en la calle realmente podrían prosperar, dice quienes abogan por el plan. Tanto los miamenses como los turistas podrían caminar por la calle, vitrinear en negocios pequeños y experimentar el trabajo de artistas y artesanos locales. La renovación podría dar lugar a una mejor calidad de vida para los residentes del barrio y hacer que la calle realmente sea un destino turístico.
“La calle principal es la atracción [pero] puede tener un efecto colateral positivo para el barrio”, le dice a CityLab Francis Suárez, el comisionado de la ciudad del distrito 4 (el cual incluye el área al sur de la Calle Ocho). Y dado que la Pequeña Habana es el barrio más denso de la ciudad —y además increíblemente diverso— el impacto per cápita de la revitalización podría ser inmenso.
La iniciativa para revitalizar la Calle Ocho se está dando al mismo tiempo que la Pequeña Habana experimenta cambios, los cuales, de acuerdo a los lugareños, podrían dañar su personalidad. En 2015 el National Historical Preservation Trust (Fideicomiso de Preservación Histórica Nacional) agregó el barrio a su lista de los 11 sitios que más corren peligro debido a su arquitectura deteriorada. A medida que se disparan los precios de la vivienda en otras partes de la ciudad, el suministro de viviendas envejecidas del barrio hace que los residentes sean vulnerables al desplazamiento. Sin embargo, el plan de Plusurbia sólo fomentaría y conservaría la diversidad económica y cultural, dice la empresa.
“Todos se benefician con una mezcla de gente”, dijo Steve Wright, presidente de mercadeo de Plusurbia, a CityLab mediante un correo electrónico. “Nadie se beneficia de una monocultura”.
¿Un paso pequeño para Calle Ocho y un gran salto para Miami?Los argumentos para una calle que sea amigable para peatones que ha sugerido Plusurbia no son nuevos, pero sí son novedosos para Miami, ciudad que ha experimentado con planes para hacer que sus calles sean más ‘caminables’ y que también ha probado relativamente recientemente el desarrollo de alta densidad y uso mixto. Ahora, la pregunta es: ¿el rediseño propuesto para la Calle Ocho llevará a la ciudad hacia delante o hacia atrás en cuanto al diseño urbano? Y si será hacia delante, ¿influirá a las autoridades de la ciudad y del estado para que consideren implementar tales renovaciones en otros barrios menos visibles?
Las respuestas a esas preguntas seguirán pendientes por un tiempo, pero una cosa sí es cierta: los cambios a la Calle Ocho debían haberse realizado mucho antes.
“Con frecuencia uso la analogía de que los barrios de una ciudad son como hermanos en una familia. Uno los quiere a todos pero ninguno es igual”, dice Mullerat. “La Pequeña Habana es como uno de los hijos mayores de una familia que ha sido desatendido durante mucho tiempo. Y ahora necesita convertirse en algo más”.
Link al artículo original: http://www.univision.com/noticias/citylab-arquitectura/el-rediseno-que-necesita-el-corazon-de-la-pequena-habana